martes, 25 de diciembre de 2012

Vida vs Supervivencia



Me han dicho alguna vez que yo y “los míos” somos unos vagos que no queremos trabajar. Tienen algo de razón, pero hay una imprecisión:

No queremos  trabajar para poder sobrevivir, queremos  vivir para poder trabajar.


Como la rana que se deja cocer en la olla que calienta el agua poco a poco, nosotros hemos perdido el norte y la capacidad de analizar nuestros problemas desde un punto de vista global, cualquier declaración sensata suena como una utopía, no solo hemos construido un mundo que va contra las personas, sino que lo hemos aceptado como el único posible, un mundo que nos ha deconstruido a nosotros como seres humanos, reducidos ahora a fuerza de trabajo. El dogma que nos guía no es –si es que alguna vez lo fue- ser felices, sino ser, competentes (ser capaces de ganar al otro). Hemos adaptado nuestra existencia a el modelo de competencia de los mercados. Hemos dejado de vivir la vida para luchar por la supervivencia. 

 

Si es que… 4 millones de años de evolución humana no dan pa ná.

  
Con la caída de la URSS, el triunfo del neoliberalismo y la apertura de mercados globales donde trabajadores de todo el mundo compiten entre sí –a veces contra mano de obra cuasi-esclava- este proceso de destrucción del sujeto como tal se ha acelerado. Hay que producir si o si, ser competitivo si o si. Déjate tú de ser ético, honesto, solidario o mariconadas de esas, que no es lo que nos va a sacar del barro.

Entérate; tú más que vivir: sobrevives. 



Desde el mismo momento en el que la escuela (cada vez más una fábrica de trabajadores) te prepara para ser un trabajador competente y especializado, en vez de un ser humano completo, te están preparando para sobrevivir.Desde el mismo momento que descartas los estudios que te gustan por aquellos que te darán trabajo, estás preparando tu supervivencia.

Desde el mismo momento en que aceptas con entusiasmo un trabajo que no te gusta, que te hace infeliz y te aleja de la vida que te gustaría vivir, estás aceptando tu supervivencia como algo casi bueno, como un mal menor.

El Dr. Sir Ken Robinson dedica su carrera a explicar como la educación actual nos prepara para producir mecánicamente, mientras mata la creatividad. Merece el visionado:



Nacimos desprotegidos y nos lleva años alcanzar la capacidad de ser autosuficientes. Pero nuestros padres nos protegen mientras tanto. En mi opinión la vida toma forma de concepto negativo: no viene dada, sino que constantemente has de pelear y superar retos para poder vivir, cual gacela en la sabana. Es la vida que te vas ganando, no la vida que tienes… es la vida que necesita de algo más para ser vida, de ahí que me parezca un concepto negativo. Sé que esto es una ida de olla, pero continuo: Me pregunto si algún día la vida podría ser un concepto positivo, donde el ciudadano tenga garantizados los derechos básicos y pueda entonces despreocuparse de esa supervivencia, dedicándose a contribuir al desarrollo y mantenimiento de la sociedad, haciendo lo que le gusta hacer. De ahí lo de “vivir para poder trabajar”, porque no nos engañemos, todos queremos autorrealizarnos, nadie quiere pasarse la vida tocándose los huevos.  Otra cosa es que dado lo poco amable de las condiciones laborales de hoy día, no hacer nada suene como una opción atractiva. El gran reto del siglo XXI debería condensarse en esta pregunta:

¿Aprenderemos a protegernos los unos a los otros como sociedad, o seguiremos compitiendo y peleando?

PD: He aquí un ejemplo real, recién salido del horno:

Primer párrafo del Anteproyecto de la LOMCE (2012) (Ley Wert): “La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y las cotas de prosperidad de un país; su nivel educativo determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel de los ciudadanos en el ámbito educativo supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por conseguir ventajas competitivas en el mercado global.”

Las prioridades parecen claras, ¿no?