sábado, 5 de septiembre de 2015

El argumentario xenófobo ante los refugiados



Los polvos de la destrucción de Irak siguen produciendo lodos. El caos ha tomado la zona y en el caso de Siria millones de ciudadanos se han visto atrapados en medio de la guerra entre grupos fascistas que occidente contribuyó a armar –como Daesh- y las fuerzas del régimen de Al-Assad. Esos ciudadanos, tanto los valientes activistas que se levantaron contra la corrupción y falta de democracia de su país como los que no participaron en las protestas, son, como de costumbre, los que se llevan la peor parte, y con Turquía y Líbano totalmente saturados, su lucha por la supervivencia y la dignidad les dirige hacia Europa. 

Desde aquí, los otros fascistas, los patrios, hacen la pinza con los fascistas árabes al asegurar a los refugiados que sus penurias no terminarán en nuestro suelo, el cual rechazan compartir con extranjeros. 

Los argumentos que se están exhibiendo tanto desde el fascismo militante como desde sectores conservadores y moderados me parecen dignos de una contestación. Vamos con los más típicos:

“Quien quiera que vengan refugiados, que los meta en su casa”.

Es una imbecilidad que lo digan personas a las que también les molesta que haya inmigrantes en situación irregular que trabajan y se pagan sus alquileres (a muchos también les molestan los que están aquí legalmente…) es profundamente ventajista. 

Los que se quejen de que compartamos una pequeña parte de nuestro patrimonio público, tal vez deberían poner más atención en los miles y miles de millones de euros usados para rescatar a la mafia bancaria, que según la plataforma por la auditoria ciudadana de la deuda implicarían un coste a la ciudadanía de 1.500.000 millones, superior incluso al PIB del estado.  

"Familia García"
“Estamos metiendo en casa el islamismo radical”

No, el “islamismo radical” (los propios musulmanes no reconocen a esos fascistas enajenados como musulmanes) es el que está azotando oriente medio, y cuyas principales víctimas son…. musulmanes. 

No confundamos al que huye con su perseguidor, es un sinsentido. 

¿Acaso los cientos de miles de españoles que desde finales de los 30 emigraron –forzosa y voluntariamente- al extranjero eran confundidos con franquistas? No, fueron acogidos en otros paises y pudieron rehacer sus vidas. Muchos de ellos optaron por volver cuando las cosas se estabilizaron. Lo mismo que hoy nos piden los nuevos refugiados.

Un poquito más de memoria.

 “Los españoles primero, hay gente sin trabajo, gente sin casa…” 

Curioso, cuando hace 4 años salimos a las plazas protestando por esas cosas, nos llamaron perroflautas, terroristas y mil cosas más. Sin embargo, de repente los mismos fascistas que aterrorizan a los españoles que viven en la calle, pretenden ahora dárselas de solidarios para dibujar la línea entre nacional y extranjero. Que no engañen a nadie: los que tratamos de defender los derechos de personas extranjeras somos nosotros, los mismos que peleamos por los derechos de los ciudadanos autóctonos mientras ellos ponen toda su atención en asuntos simbólicos como el proceso catalán.

En fin, que cuando pedimos legislar contra los desahucios somos perroflautas vagos, cuando nos manifestamos somos terroristas y cuando intentamos salvar vidas somos “buenistas” (bonita estigmatización de las buenas intenciones).

“Vienen de una sociedad machista, no les queremos aquí”. 

Habría que comenzar diciendo que en cuanto a derechos de las mujeres, países como Siria, Libia o Palestina –principales emisores de refugiados- no han sido precisamente como las petromonarquías wahabistas, como Arabia Saudí, país que como tiene pasta parece que sí merece ser respetado. 

Pero lo realmente llamativo es que el perfil sociológico del que hoy se opone a la llegada de refugiados se corresponde bastante con el que aquí habla de “feminazis” y asegura que la mitad de las denuncias por maltrato “son falsas”.

Refugiados Sirios
La gente nunca deja de sorprenderme: basta que nos visite el otro, el antagonista, para que en su rechazo los conservadores se pongan a ondear las banderas feministas y de justicia social, a las que siempre se han enfrentado.

También están todos aquellos que ven el mundo árabe y persa como una masa de trogloditas descerebrados, unidos bajo el fanatismo islámico, con el único objetivo de rebanarnos el pescuezo. Esta imagen que los mass media han creado del musulmán medio, me temo que no será fácil de borrar.

Aquí un ejemplo de esa imagen:

"Son tan fanáticamente musulmanes que se les puede ver rechazando paquetes de ayuda humanitaria porque tienen el símbolo de la cruz roja"

Lo que se ve en el famoso video es gente rechazando los paquetes, sin más. Que alguien se saque de la manga que lo hicieron por las cruces es un comportamiento rastreramente interesado, especialmente si tenemos en cuenta que las mismas personas han aceptado otros paquetes similares en otros sitios, de acuerdo a Cruz Roja.

Lo que sucedió -en la frontera de Grecia con Macedonia- es que esa gente no estaba ahí para que les diesen de comer, sino que llevaban mucho tiempo en la frontera intentando cruzar y no querían que ninguna ayuda humanitaria sirviese de excusa para acamparles ahí, pues querían seguir avanzando hacia europa occidental. Además, estaban puteados porque llovía y les habían retenido ahí cantidad de horas con la policía controlándoles como a un rebaño de cabras. Nada más.

En fin, de un modo u otro parece que el mundo se va estrechando y los pueblos se ven obligados a convivir. Solo la comprensión, la empatía y la tolerancia nos pueden llevar a buen puerto. Recordad que compartimos barco.

Ante un mundo cada vez más pequeño, corazones cada vez más grandes.